martes, 15 de noviembre de 2016

Addis, la Capital

A primera hora de la mañana aterrizamos en el aeropuerto internacional Bole en Addis Abeba, la capital de Etiopía y las primeras sorpresas comenzaron allí mismo. Sabíamos antes de llegar que los etíopes, entre ellos, usan una convención del tiempo diferente al nuestro. Mientras nos dirigíamos a las cabinas de inmigración y control de pasaportes, vi un reloj que marcaba la 00:45AM y un cartel en la pared que decía "Etiopía, 13 Meses de Sol”. Éste es probablemente el único país en el mundo que vive de acuerdo con un calendario diferente que fue aprobado por la reina de Saba hace unos 3.000 años. El calendario etíope tiene doce meses de 30 días, más cinco o seis días epagomenales (nombre griego de los cinco días añadidos al ciclo de 360 jornadas para completar el año solar de 365 días) que comprenden un decimotercer mes. Se añade un sexto día epagomenal cada cuatro años, al igual que los años bisiestos en el calendario Gregoriano.
Y su horario también es muy diferente pues se caracteriza por tener “seis horas menos”al convencional. Por ejemplo, a las 6 de la mañana que supuestamente comenzaría a salir el sol, sería la hora 0. Es decir, era las 00.45AM, y sería las 6:30 de la mañana, hora de llegada.
El papeleo para la Visa en la zona de llegada para todos los turistas es al principio un poco confuso, además de avanzar la cola muy lentamente. Creo que tomó alrededor de una hora, aunque nuestro vuelo no estaba muy lleno. Tuvimos que visitar tres puestos diferentes antes de recibir el visado definitivo. El primero es para la entrega de la hoja de llegada, toma de fotos y sello del pasaporte. Como vamos a quedarnos más de un mes le pedí al agente un visado por tres meses (no hay de dos meses). Luego es enviado a otro puesto para ser recogido junto a la factura del visado y entregado personalmente en una ventana del banco donde lo abonamos (67€). También se puede pagar en dólar americano.
Como llegábamos bastante temprano, preferí reservar varios días antes el hotel por interné y aprovechar que ofrecían también transporte al mismo para evitar posibles inconvenientes de primerizos pero inesperadamente no encontramos a nadie que nos recibiera. Tras llamar por teléfono al hotel nos dicen que esperemos un poco más porque van a enviar un taxi ( ! ).
El aeropuerto se encuentra 6kms. al Sur, en la misma ciudad, a quince minutos del centro. El precio oficial para todos los taxis es 250Birr.
(1€ = 24,57 Birr)
(1$ = 22,35 Birr)
Nos hospedamos en el hotel Itegue Taito 410B.), el primer hotel construido en la ciudad, fundado por la Emperatriz Taitu, de quien lleva su nombre, a principios del siglo pasado para recibir a los dignatarios extranjeros en lo que antiguamente se llamaba Abisinia. Es un clásico en Addis, situado en Piazza (llamado así por las fuerzas italianas que ocuparon el distrito entre 1936-1941), una popular zona céntrica conocida también por Arada.
Nuestra llegada fue igualmente prematura. No disponían aún de habitación hasta medio día, así que dejamos las mochilas en consigna para comenzar a callejear en busca de las primeras sorpresas.
Este hotel se divide en dos áreas: primeramente, el edificio original que con su enorme escalera, habitaciones, comedor, salón y jardín presenta una apariencia antigua y admirable, y luego una serie de bloques nuevos anexos que están muy desaliñados y sucios con habitaciones que resultan absolutamente impersonales. Las habitaciones originales (más caras) son amplias, bastante grandes y mucho mejores que las otras, que necesitarían un agraciado mantenimiento. En la entrada del inmueble destaca un gran salón junto al restaurante donde suele haber música en directo, muchas veces de piano.
Tiene un buffet bastante amplio (el buffet vegetariano (vegano) parece tener cierta fama en la ciudad) y una carta también con comida europea, sobre todo pastas y pizzas. El desayuno, cuando entra en el precio de la habitación, es un buffet simple (tostadas, pan, mantequilla, mermelada, café o te).
Su pequeño jardín, aunque igualmente mal cuidado, es agradable para tomarse unas cervezas. Es también buen lugar de encuentro entre viajeros donde cambiar información, compartir experiencias u organizar grupos turísticos para visitar diversas partes del país. El hotel sobrevivió a un incendio y aún guarda su antigua atmósfera.
Como era aún temprano casi todo estaba cerrado debido a que era domingo. Nuestra primera visita fue algunos puestos del mercadillo de Piazza y luego a la Catedral de San Jorge, a pocos metros de allí, erigida en 1896 por el emperador Menelik II para conmemorar la victoria frente a Italia (batalla de Adwa, en 1896). Según dicen fue construida por los propios presos italianos. Con forma octogonal y estilo neoclásico, está rodeada de jardines, altos árboles y asientos. Aunque no pudimos entrar porque estaba cerrada, su vidrieras muestra a gente de todo el continente, con sus respectivos trajes típicos, unidos hacia los objetivos comunes de la liberación y la unidad.
Los etíopes son cristianos ortodoxos, muy religiosos, y nos sorprendió que siendo el día que era estuviese cerrada y unos pocos feligreses en el exterior rezando (?). Según me contaron, los rezos se realizan fuera del edificio o frente a sus paredes y las misas se ofician también fuera, hombres a la izquierda y mujeres a la derecha, con varios sacerdotes y monjes quienes se encargan de recoger los donativos. Sin embargo, hombres y mujeres oran contra la puerta de la iglesia. En el exterior, aún sin entrar en el recinto religioso, un interminable flujo de personas reza de manera similar frente a la propia iglesia. 
Se sienten no solo el pueblo elegido por Dios, al tener la custodia del Arca de la Alianza (según cuentan se encuentra en Aksun, ciudad que visitaremos a mitad de viaje), sino además los depositarios del verdadero cristianismo al defender la doctrina de la unión de las dos naturalezas de Cristo en una sola: la divina. Hasta 1959 la Iglesia de Etiopía dependía de la Iglesia Copta de Alejandría. Desde 1959 su máxima autoridad es el Patriarca de Addis Abeba siendo su correcta denominación la de "Iglesia Ortodoxa Tewahedo de Etiopía" (la palabra "tewahedo" significa unión). 
Continuamos caminando y pasando por otras iglesias que tampoco estaban llenas de feligreses. Igualmente intentamos visitar otra importante catedral ortodoxa capitalina, la Holy Trinity, el segundo lugar de oración más importante del país (tras la iglesia de Santa María de Sion, en Aksum) que se construyó para conmemorar la liberación de Etiopía de la ocupación italiana. Pero nada más poner el primer pie sobre la entrada un guarda se lanzó a por nosotros requiriéndonos que pagásemos un ticket de entrada: “Pay ticket, pay ticket!!”. ¿Pero estamos locos o que? ¿Como vamos a pagar para entrar en una iglesia? ¿Eso que es un museo nacional o que? Pues desconocíamos que en Etiopía para el turista nada es gratis!! Tan solo por las formas de trato decidimos dar media vuelta y que les den!!. Igualmente, apenas había gente a su alrededor (?).
Nuestro primer almuerzo lo hicimos en el restaurante de la Universidad de Ciencias Naturales mientras nos dirigíamos al Museo Arqueológico Nacional. Entramos para olisquear y acabamos descubriendo lo que iba a ser nuestro primer Injera!!, el plato tradicional más popular. Se trata de una especie de pan fermentado con forma de crepé, realizado a base de teff, un cereal básico en la gastronomía local (sin gluten pero rico en proteína y hierro), con sabor un poco agrio y amargo.
Y las preguntas… ¿cómo pedirla? ¿Como la sirven? Gracias a algunos alumnos que podían decir algunas palabras en inglés que no fuera How are you? o Where do you came from?, nos ayudaron a encargarla…
Afortunadamente acertamos en una con verduras en salsa que no fuera muy picante pues Noelia no tolera el picor como yo. Para concluir… unos cafés con leche (macchiato) para igualmente conocer su sabor. Ni que decir que éramos el centro de atención del entorno!. Las continuas miradas y risas contenidas revelaban nuestra presencia.
Al atardecer continuamos hacia el Museo Arqueológico Nacional, un edificio de varias alturas que alberga supuestamente en una urna de cristal y madera el esqueleto de una homínida que caminaba erguida (Lucy), de 3,5 millones de años (una inusual experiencia por sí misma pues encontrarse frente a los restos de un humanoide que vivió hace millones de años no es baladí!!). Aquí se haya igualmente otros restos paleontoatropológicos, artefactos de todo tipo, colecciones de utensilios y objetos muy variados de todos los rincones del país, esculturas, vestidos de guerra y ceremoniales, escrituras en tabletas de miles de años de edad, tronos, coronas, una sala donde se detalla la evolución de las aldeas, el campo y la forma de vida del país, pinturas tradicionales y antiguas, modernas fotografías de las diferentes tribus que pueblan Etiopía, etc..
Nos llamó la atención los suaves rayos de sol que traspasaban al atardecer las grandes ventanas de vidrio envolviéndonos en una apacible calidez, confort y una sensación por el silencio de fuerte conexión con el pasado. 
Terminamos el día en una de las terrazas de la avenida King George VI, para probar una de las tantas excelentes cervezas etíopes y observar a los más modernitos de la capi.
Con la vuelta a la habitación pudimos apreciar el auténtico aspecto del vetusto hotel. Al ser de las más económicas, su baja calidad era de esperar.
Al día siguiente, sentados en la terraza bajo un espléndido sol, pudimos leer algo más sobre el Sur del país y las posibilidades de desplazarnos hasta allí.
Nos dirigimos a una de las oficinas de la cía. aérea etíope que se encuentra cerca del hotel para informarnos de la posibilidad de volar lo más al Sur para comenzar visitando el Valle del Omo donde habitan las tribus y comunidades más interesantes. Queríamos volar hasta Jinka , visitar el Parque Nacional Mago y comenzar desde allí una ruta ordenada de mercados tradicionales, pasando por Key Afer –Dimeka – Turmi – Omorate – Arbore – Karat Konso – Arba Minch y comenzar a subir. En principio tenemos MUY claro que No vamos a pagar un solo Birr a nadie por dejarse tomar fotos como si de unos bichos raros se tratasen. Muchos turistas viajan a esta zona del país para sacar fotos como si de un zoológico se tratara pagando una indecorosa cantidad de dinero por ello. Esto lo que produce es que muchos abandonen sus formas tradicional de vida en busca del dinero fácil del turista.
Pero lamentablemente Ethiopian Airlines ya no vuela hasta Jinka. Se nos fastidió el plan por lo que decidimos rápidamente otro: trasladarnos hasta Arba Minch en guagua y comenzar la gira de poblados desde allí, aprovechando que el día principal de mercado estaba por llegar. Así pues, subimos a un taxi y nos dirigimos a la oficina de la compañía Selam Bus, en Meskel Square, para conocer los horarios, pero al no viajar por la noche decidimos comprar los pasajes para el día siguiente. Pero cuidado!!, en un país que dispone de un horario muy diferente al mundo convencional y que se caracteriza por tener “seis horas menos” hay que estar muy atento y comprender como funciona todo. Por ejemplo, a las 6 de la mañana que supuestamente comenzaría a salir el sol, sería la hora 0. Es decir, a las 7 de la mañana, sería la 01:00AM. A las 8, sería las 02:00 de la mañana!! A las 12:00AM sería las 6 de la mañana!!.
Así que para comprar boletos para las guaguas o el avión es necesario preguntar y confirmar de qué horario se trata, si local o europeo!!Etiopía es probablemente el único país en el mundo que vive diferente al calendario juliano. Se considera que fue aprobado por la Reina de Saba hace unos 3.000 años. El año nuevo se celebra el 11 de septiembre en un calendario de 13 meses (12 meses de 30 días y un mes de cinco o seis días) en Etiopía, y su eslogan: “13 meses de Sol ". Esta denominación surgió con el primer ministro de turismo que comenzó sus actividades  políticas con el último emperador del país, Haile Selassie I.
Una vez aprendida la lección, y sin duda alguna compramos los pasajes (280B.) para las 05:00AM “hora europea”.
También compramos una tarjeta de teléfono (30B.) y crédito (100B.) para utilizarla para ponernos en contacto con los hoteles y hostales donde vayamos a hospedarnos. Inesperadamente vino con 300M. de conexión a Internet durante un mes. Vaya sorpresa!.
Addis es una de esas ciudades que no tiene razones explícitas para ser visitada, aparte de ser el hogar del único aeropuerto internacional del país, sin embargo, si se persevera se podrá descubrir que “la capital diplomática” de África es una cacofonía única que lleva su tumultuosa historia a cuesta. Hay edificios diseñados por arquitectos armenios (uno de los primeros inmigrantes del país en el s.XX), palacios y salas extravagantes encargados por el ex-emperador Haile Selassie, monumentos espectaculares erigidos por el régimen Derg, (o Dergue, una tirana junta militar comunista que gobernó desde la Revolución de 1974 hasta la formación de la República Popular de Etiopía en 1987) y un sinnúmero de inmuebles de gran altura o cubiertos con caracteres chinos. Cada una de ellas refleja las fases sucesivas de la historia de la ciudad. Para algunos turistas Addis Abeba pudiera parecer sucia, abrumadora y aburrida, pero hay muchas sorpresas para aquellos dispuestos a disfrutarlo plenamente.
Puede que no sea tan cosmopolita como algunas otras ciudades africanas, pero me pareció animada y fascinante. Actualmente se encuentra en una fase de desarrollo inmenso gracias a las inversiones extranjeras. Tan solo espero que Addis continúe floreciendo con nuevas encarnaciones de sí misma, con el mismo espíritu que durante la época de Haile Selassie  (su último emperador), Mussolini y los Derg. De esta manera, la ciudad vivirá imperecederamente el genuino significado de su nombre: “Nueva Flor” (Addis Ababa).
Significativo es el monumento Tiglachin (también conocido como el monumento Derg), un enorme monolito con una estrella roja en su punta, en la avda. Churchill, construido por Corea del Norte como un monumento a los soldados etíopes y cubanos que participaron en la Guerra de Ogaden contra Somalia (en plena Guerra FríaSomalia era apoyada por los Estados Unidos mientras que la Unión Soviética y Cuba hacían lo propio con Etiopía). Es uno de los recordatorios más fuertes del régimen Derg comunista. En su base hay instalados varios carteles en castellano con frases revolucionarias cubanas.
Por donde quiera que se pasee hay fuertes recordatorios del hecho de que Etiopía (o Abisinia) nunca fue colonizada. Cada rotonda tiene una estatua de un gran emperador que defendió el país contra los invasores, o estatuas que fueron saqueadas o construidas por Italia, sólo para ser devueltas como símbolos subversivos de “antiimperialismo”. Incluso hablando con la gente, pronto se nota cómo se sienten intensamente orgullosos que de este hecho (y con razón).
Así que, independientemente de su orgullo por no ser colonizados, los vecinos de Addis Abeba (y, en particular, Piazza) continúan comiendo pasteles cafés macchiatos, a pesar de tener omnipresente su propia cultura del café (después de todo el café fue inventado en Etiopía).
Una vez relajados y con las cosas más claras, nuestro primer desayuno fue en un pequeño restaurante de una casa particular donde ofrecían samosas recién hechas y zumos de frutas. Nos llamó considerablemente la atención lo espeso que sirven los zumos. Tan espesos que hay que tomarlos con cuchara!!. Y que extraordinario sabor!!.
Por la tarde nos trasladamos en minibus desde Piazza al gran mercado al aire libre: el Merkato.
Addis es el hogar del mayor mercado al aire libre del continente, tal vez acorde con su condición de capital de África. Es del tamaño de un gran barrio pero las callejuelas que esperábamos para perdernos resultó ser lo suficientemente ancha para el tráfico. Se parecía más a un barrio pobre, aunque mucho más limpio.  Aún así, las calles transversales estaban tan llenas de gente comprando entre tanta mercadería variada amontonada que no podría pasar un coche o incluso ni una moto, a excepción de un grupo selecto de calles, donde no hay que despistarse ya que hay que esquivar a muchos camiones de reparto dando marcha atrás o girando sin apenas espacio, muchísimos puestos de ventas, transporte humano de todo tipo de mercancías (llamativo es observar una montaña de hasta quince colchones casi volar!!, pues debajo hay alguien cargándolos a toda velocidad).
El Merkato es un gran mercado de tiendas, puestos y cientos de vendedores ambulantes, donde se puede encontrar todo tipo de productos, desde especias, café, licores típicos como el areke (proviene del "gesho", una planta que se utiliza de forma similar al lúpulo, mezclándose con miel y fermentándolo. También se utiliza en la elaboración de una variedad de cerveza etíope), vino local, trabajos de cestería, abalorios, plata, ropa tradicional..., productos frescos, frutas, verduras...hasta animales como vacas, cabras, asnos…; cientos de limpiabotas o multitud de barberos que ofrecen sus servicios en pequeños habitáculos. Los sábados es cuando recibe más visitas. Los domingos está cerrado.
Pasear durante unas horas de un extremo al otro, perdiéndonos deliberadamente en el laberinto de calles llenas de gente, nos daba la oportunidad de ser testigo de otros sorprendentes trabajos que allí se puede dar: calles nevadas de aserrín con equipos de hombres haciendo gala de sus dilatados conocimientos de carpintería o metalistería trabajando en cabeceros, puertas, sillas… chispas eruptivas de la chatarra que se vuelve a transformar en literalmente cualquier cosa que se pueda uno imaginar. El reciclaje es muy importante aquí, de hecho, encontramos un montón de puestos dedicados a hacer cualquier tipo de parafernalia con viejas latas usadas de aceite de cocina o incluso enormes bidones.
Aquí encontramos a algunas de las personas más agradables en la ciudad, con sus saludos, risas o bromas y a veces incluso intentando comunicarse con nosotros en amharic!!, el idioma etíope. Toda la zona del Merkato nos pareció también bastante segura, y a pesar de que en ocasiones estábamos constantemente hombro con hombro con cientos de personas, nadie trató de tocarnos.
Para moverse en Addís hay varias posibilidades: autobuses urbanos, pero si no se conoce bien los destinos no sería especialmente recomendable porque nos encontramos en una ciudad enorme y suelen ser lentos y bastante incómodos; los minibuses compartidos (furgonetas compartidas de color azul y blanco), mas recomendable, que tienen sus paradas fijas y permiten recorrer la ciudad (varios birrs según el trayecto) de forma muy ágil.
Otra opción que son los taxis azules y blancos, o los amarillos, en forma "de contrato". Hay que pactar el precio antes de subir, empezando por la mitad del precio que ofrece el taxista hasta llegar a un acuerdo, que suele situarse a mitad de ambas ofertas. Un trayecto medio en la ciudad para el faranji (turista) no bajará de 100B. .
En general conducen de forma algo caótica pero ellos se entienden dentro de su propio desorden y no suelen darse situaciones de peligro en la ciudad
Piazza es la zona más delirante de la ciudad, ya que hay un gran número de bares y discotecas. A pesar de encontrarnos con mucha gente pidiendo o la cantidad de calles con prostitutas y oscuros bares con la música a todo volumen, muchos de ellos completamente vacíos, Addis Abeba es una ciudad tremendamente segura. Nosotros paseamos libremente, incluso de noche y no tuvimos el menor problema.
Muchos niños pequeños, algunos mayores y en ocasiones varias mujeres casi desnudas, con discapacidad física o mental, se nos acercaban pidiéndonos algo. Cientos de personas deambulan sin ningún tipo de cuidado o atención básica. El número de personas que padecen algún tipo de discapacidad es elevado, pero parece que eso no es una prioridad en un país que lo primordial es comer para sobrevivir, y esa es la cruda realidad de un país que se está recuperando a pasos agigantados de la extrema pobreza que sufrió hace años con las sucesivas guerras, sequías y hambrunas y que tanto se documento en los medios de comunicación de la época. Este país todavía se asocia con las horribles imágenes de la gran hambruna en 1985-1986 y la guerra contra Eritrea.

Por el contrario, una de las zonas con más medidas de seguridad es Bole Road, el centro de la vida administrativa y diplomática de la ciudad y donde se ubican la embajadas, tiendas especializadas y donde también se encuentra la principal sucursal de Ethiopian Airlines.