Es indudable que visitar todas las iglesias y monasterios
importantes de Etiopía es imposible
al menos económicamente para un mochilero. Y si hablo de tiempo, se necesitaría
muchísimos días de viaje. En la gran mayoría hay un tasa que pagar por
visitarlas (algunas muy caras para lo que ofrecen), pero se trata de un precio impuesto
por el gobierno etíope.
Cuando se visita el Norte
del país estos edificios
religiosos son ruta esencial para todo individuo interesado en la historia y
cultura religiosa del país.
Etiopía fue el único país de África que nunca fue colonizado por una potencia extranjera (a excepción de la invasión italiana de 1936). Sus tradiciones se mantienen desde al menos dos mil años. Es también la segunda nación más antigua del mundo en adoptar el cristianismo como religión oficial después de Armenia, sin embargo fue el primer reino en adoptar el cristianismo -siendo una monarquía de origen israelí-, con una identidad cultural que viene desde los tiempos del Rey Salomón, en el s.X a.C..
Nos encontramos en un país de religión cristiana ortodoxa, obediente dela Iglesia copta de Egipto, rodeado por países de fe musulmana, ha mantenido su
liturgia influida por el Islam y el
judaísmo, casi intocada desde muchos
siglos atrás. Tenemos muy en cuenta pues que estamos ante una civilización sumamente original, única y muy orgullosa de sí misma, que habita en el gran continente negro.
Mientras viajamos en guagua o MiniBús observamos que los pasajeros, y por ende sus habitantes, son personas muy caritativas, que constantemente dan dinero a los discapacitados, a los ancianos, a las personas sin recursos o sin hogar que entran pidiendo ayuda.E n las zonas rurales, al pasar por iglesias y monasterios, los pasajeros tiran dinero por la ventana y los sacerdotes lo recogen.
De vuelta de la excursión por el Danakil, en Mekele conseguimos que Israel, un gestor de la agencia Magma Flow nos consiguiera a Noelia y a mi por 3.500B (140€) un MiniBus con chofer y guía para visitar varias interesantes iglesias al noreste del Tigrai, cerca de Hawzien.
Etiopía fue el único país de África que nunca fue colonizado por una potencia extranjera (a excepción de la invasión italiana de 1936). Sus tradiciones se mantienen desde al menos dos mil años. Es también la segunda nación más antigua del mundo en adoptar el cristianismo como religión oficial después de Armenia, sin embargo fue el primer reino en adoptar el cristianismo -siendo una monarquía de origen israelí-, con una identidad cultural que viene desde los tiempos del Rey Salomón, en el s.X a.C..
Nos encontramos en un país de religión cristiana ortodoxa, obediente de
Mientras viajamos en guagua o MiniBús observamos que los pasajeros, y por ende sus habitantes, son personas muy caritativas, que constantemente dan dinero a los discapacitados, a los ancianos, a las personas sin recursos o sin hogar que entran pidiendo ayuda.
De vuelta de la excursión por el Danakil, en Mekele conseguimos que Israel, un gestor de la agencia Magma Flow nos consiguiera a Noelia y a mi por 3.500B (140€) un MiniBus con chofer y guía para visitar varias interesantes iglesias al noreste del Tigrai, cerca de Hawzien.
Parece ser que en los alrededores hay más de 140 iglesias y
sitios arqueológicos tallados en la roca (la mayor parte de las
iglesias-cuevas fueron cavadas entre los s.VII
y XIV), monasterios, ermitas y antiguos emplazamientos sabeos y axumitas. Es característico que en
muchas de estas montañas haya pequeñas y muy bonitas iglesias medievales a las que los habitantes de los pueblos cercanos
suben para celebrar sus eucaristías.
Pero nosotros nos queremos centrar en unas pocas iglesias
muy interesantes, visitando primeramente Abuna Yemata Guh, "la iglesia
que toca el cielo", el lugar más inaccesible
de culto en la tierra, situada en los montes de Gheralta, en lo alto de una de roca con una escarpada pared
vertical que hay que escalar sin ningún tipo de cuerdas. Luego, la iglesia
Debre Maryam Korkor, una de las más complejas iglesias talladas en
la roca que se encuentra en una meseta en la cima de una abrupta montaña a
2.480mts. de altura, con unas
magníficas vistas sobre las montañas de Gheralta.
Y Daniel Korkor, otra
iglesia excavada en la roca decorada con pinturas primitivas, y majestuosas
vistas sobre el Valle del Tigray.
La carretera que conduce al N. del país pasa a través de tierras de cultivo y de pastores que
guían a sus animales sobre el suelo pedregoso y reseco de la zona, se desvía en
Wukro dirección Megab, en el corazón de la región de Tigray, cuna del imperio axumita que dio origen a la actual Etiopía, y algunos de los
sitios culturales e históricos menos conocidos del país.
El Valle de Gheralta es un mosaico de un mundo que vive al pie de
unas montañas,con unas creencias y un modo de vida absolutamente rural donde participan
todos los miembros de la familia. Se trata de
una zona muy poco visitada pero enormemente interesante y hermosa. En esta región de montañas y cañones se hayan más de una
treintena de atractivas y peculiares iglesias (s.VII – s.IX) talladas
sobre paredes rocosas o en cuevas, la mayor concentración de todo Etiopía. Especialmente las iglesias
rupestres talladas en lo alto de las montañas
Gheralta, las cuales son mucho menos visitadas que sus homólogas en Lalibela.
El impresionante paisaje de la zona
también es perfecto para caminar y practicar el senderismo, así como la
observación de aves como águilas, buitres o algún que otro quebrantahuesos, que en otras
latitudes casi están extintos, o el Ibis
Jacana, llamada “Ave de los Acantilados”. Por ello el Valle de Gheralta, así como la zona
de Metzogo, relativamente
cercanas a la ciudad de Wukro, son
fantásticos lugares en los que realizar hermosas travesías ante el deleite por
cuanto se contempla, a la par que se conoce una cultura milenaria representada en
legendarias iglesias excavadas en la roca; árboles centenarios imponentes o la
observación de una amplia fauna. En cualquiera de las dos
maravillosas zonas es imposible no detenerse para observar con sumo detalle su entorno y sus
gentes, formando un todo con la región.
Llegamos con el vehículo a la base de la roca de Abuna Yemata Guh, una iglesia
situada en una de las altas montañas de Gheralta
a 8kms al sur de Hawzien y comenzamos el ascenso.
La primera parte de la subida es algo escarpada sin apenas
dificultad pero luego se llega a la parte más abrupta y hay que comenzar a
escalar. A partir de ahí hay que quitarse los zapatos
porque entramos en lugar sagrado.
Como en esta iglesia pueden entrar las mujeres, esta vez Noelia puedo hacer alarde de su
experiencia como escaladora sin necesidad de ayuda de los paisanos que intentan
auxiliar fervientemente para ganarse algunos birrs de los turistas que no tienen
la suficiente habilidad para trepar. Hay que meter los pies en pequeños
agujeros en la pared al tiempo que hay que agarrarse con las manos a cualquier
saliente que ayude a la subida, que a lo largo de los siglos han ido moldeando
los sacerdotes y los peregrinos al trepar a la iglesia. No es muy
difícil el acceso, sólo saber ver donde apoyarse correctamente.
Una vez alcanzada la parte alta, hay
que rodear el peñón bien pegado a la pared. La iglesia se encuentra esculpida
por completo dentro de una cueva entre las rocas del acantilado de piedra
arenisca y se accede a través de un estrecha vía franqueada a la derecha por
la pared de la montaña y por la izquierda por un precipicio que supera los 200mts. de altura.
Como prueba de fe, las familias realizan el ascenso llevando
a sus bebés recién nacidos hasta aquí para ser bautizados, o para enterrar a sus
muertos en la montaña.
Estamos en una de las más altas y más complejas iglesias del Tigrai. Nos sentamos a la entrada mientras el sacerdote sacaba un libro de facturas para darnos un ticket de entrada a cada uno por 100B..
Estamos en una de las más altas y más complejas iglesias del Tigrai. Nos sentamos a la entrada mientras el sacerdote sacaba un libro de facturas para darnos un ticket de entrada a cada uno por 100B..
Accedimos por una puerta de madera
muy vieja a la pequeña iglesia tapizada con unas alfombras, y una vez
adaptados a la oscuridad nos encontramos con
hermosas pinturas originales en techos y paredes perfectamente conservadas
(posiblemente del s.XV) que representan escenas de la vida de Abuna Yemata, de ángeles y arcángeles, la Virgen
con el niño y otros santos.
Los arcos están decorados
con imágenes y figuras geométricas y en la bóveda
central del techo destaca dentro un círculo una pintura en tonos verdes, grises
y marrones de nueve de los doce apóstoles, y más imágenes en las otras
bóvedas. Todas las figuras son de corte plano con
grandes rostros y ojos almendrados usando colores muy llamativos y de grandes
contrastes. El guía nos fue explicando todo acerca
de las pinturas y la historia de la iglesia. Cuentan que en el s.V d.C. un sacerdote egipcio, Abuna (Padre) Yemata, se dirigió a Etiopía,
se subió a la montaña e hizo esta iglesia en la roca. El sacerdote nos enseñó sus
antiquísimos libros de oración hechos en piel de cabra con brillantes dibujos.
Etiopía, sin
duda, es el hogar de algunos de los vínculos más antiguos del mundo del
cristianismo, una tradición que tiene sus orígenes en la época del Antiguo Testamento.
Concluida la visita bajamos y a pie nos dirigimos durante
aprox. 6kms. hacia el comienzo de la inmensa cadena montañosa roja, de colosal belleza,
siguiendo el río seco mientras esquivamos enormes rocas, piedras y alguna que
otra subida empinada que da acceso a la base del acantilado. Estamos por encima de los 2.000mts. de altitud, y aunque
estaba atardeciendo hacía bastante calor. La primera parte del ascenso es muy
empinada, aunque relativamente fácil, a excepción de una sección corta
que requiere algunas habilidades de escalada, y gracias a que nos ayudamos mutuamente todos pudimos continuar la ruta.
Superada esta parte, poco
antes de llegar a la senda que va hacia Debre
Maryam Korkor, nos sorprende el sobrecogedor paisaje de belleza extrema con las
espectaculares montañas rojas de fondo que hemos atravesado y en el que se
observa en la lejanía el afloramiento rocoso en el que Abuna Yemata Guh se
encuentra. Ha sido la mejor parte del recorrido.
Tras el gran esfuerzo que nos
costó llegar a este punto salimos a la meseta, un paraje abierto que conduce
primeramente hacia una cueva que fue una iglesia, ahora derruida y en desuso,
de la que se dice fue un convento, y luego ascendimos en silencio por el camino de la ladera que lleva
hasta la cima (2.485mts.) donde se encuentra la iglesia Debre Maryam Korkor, tomando “la ruta de los hombres”, una vía más corta y que
consiste en trepar por agarraderos y puntos de apoyo por unas paredes de roca con 60º de
inclinación. También es posible tomar otra vía, “la ruta de las mujeres”, que es algo más larga y menos
vertiginosa.
Recreándonos de la magia que ofrece
también sus espectaculares vistas mientras avanzábamos, pudimos incluso observar algunos ejemplares de águilas e Ibis Jacanas,
llamadas “Aves de los Acantilados”.
El camino pasa junto al muro de recinto, por un lateral de
la iglesia, y ahí se puede entender el término “excavada”, porque está metida
literalmente en la montaña. Se accede por una entrada que lleva
primeramente a unos escalones en la tierra, pasando por una campana de llamada sujeta con una cuerda a un tronco de un
árbol reseco y se llega al frontis que dispone de dos puertas de acceso al interior del templo que se respeta
rigurosamente: una para los hombres y otra para las mujeres.
Cuando llegamos no había nadie y
el guía tuvo que ir en busca del monje responsable de abrir las puertas para
nosotros.
Hay primeramente que descalzarse. El
gran interior (9,4mts. de ancho, 17mts. de profundidad y unos 6mts. de altura) dividida en tres naves –en una de ellas se halla el altar-
tiene sobre el suelo una serie de alfombras y tapices. Dispone de doce pilares
cruciformes de gran belleza que corresponden al
número de apóstoles de Jesús, con
capiteles de soporte y siete arcos, destacando la disposición entre lo
laborioso que pudo ser el realizarlo sobre la piedra de arenisca y el aprovechamiento
de la forma de la montaña, donde ciertas simetrías parece más que imposibles. El pasillo de la izquierda es para
que se sitúen los hombres y el de la derecha para las mujeres. Tiene una altura considerable,
observándose el desgaste de la piedra, así como el deterioro de las pinturas murales
antiguas -creen que pueden oscilar entre el s.XII y el s.XVII.-, envejecidas por el paso
del tiempo, la falta de cuidado y por otras circunstancias. La máxima representación son las
pinturas de profunda cristiandad sobre sus paredes que dicen que posiblemente fueron llevadas a cabo por varios artistas. Las figuras son de corte plano con grandes rostros
y ojos almendrados que recuerdan influencia bizantina o egipcia. Al estar aislados
territorialmente, su estilo es naif,
es decir, espontáneo y de corte autodidacta usando colores muy llamativos y de
grandes contrastes.
Las escenas donde está Jesús es el eje central, rodeado de San Gabriel y San Jorge con el dragón, historias representadas que lucen con orgullo, incluso da nombre a una de las cervezas más conocidas. Pero la que más llama la atención es una pintura dela Virgen María con un círculo
alrededor del abdomen, que indica el desarrollo del feto de Jesús.
Las escenas donde está Jesús es el eje central, rodeado de San Gabriel y San Jorge con el dragón, historias representadas que lucen con orgullo, incluso da nombre a una de las cervezas más conocidas. Pero la que más llama la atención es una pintura de
Lamentablemente se han ido
perdiendo las escenas representadas sobre la pared a la altura de las personas
que se apoyan, colocan objetos, etc.. ofreciendo un aspecto mugriento y
desvencijado. El descuido de la misma salta a la vista. Las variaciones en los estilos de las pinturas hace creer
que se ha realizado por varios pintores. La iglesia también tiene una amplia colección de manuscritos
en pergamino y cruces.
Saliendo de la iglesia se encuentran varias sepulturas de
monjes que han vivido aquí. La austeridad y vida
espartana anacoreta de estos hombres que vigilan estos templos es absoluta.
Pasando por otra puerta del recinto se accede a la parte Este de la roca donde se disfruta de las magníficas vistas de las montañas de Gheralta, el valle que se extiende majestuoso, así como la llanura Hawzien. Alongarse es ver la pared vertical desplomarse hacia donde alcanza la vista. Un estrecho camino da paso a la pequeñísima puerta de entrada al templo de Abba Daniel Korkor. Como lo es el interior con sólo dos habitáculos. La estancia es sencilla, pero de una belleza única en un entorno también único. El techo de la antesala con cúpula está decorado con pinturas originales ocres sobre fondo blanco, con imágenes dela Virgen
con el niño y otros santos.
Pasando por otra puerta del recinto se accede a la parte Este de la roca donde se disfruta de las magníficas vistas de las montañas de Gheralta, el valle que se extiende majestuoso, así como la llanura Hawzien. Alongarse es ver la pared vertical desplomarse hacia donde alcanza la vista. Un estrecho camino da paso a la pequeñísima puerta de entrada al templo de Abba Daniel Korkor. Como lo es el interior con sólo dos habitáculos. La estancia es sencilla, pero de una belleza única en un entorno también único. El techo de la antesala con cúpula está decorado con pinturas originales ocres sobre fondo blanco, con imágenes de
Un hueco en la pared marca donde se sentaba el Abba Daniel para meditar.
Tras la cortina de la otra
habitación se encuentra tapada bajo telares una réplica del Arca de la Alianza. Hasta ahí no permiten llegar una vez descubierta la cortina.
La vuelta la realizamos bajando un empinado y estrechísimo pasaje natural en la roca hasta el valle donde estaba aparcado el chofer con el Minibús en una pista de tierra. Ésta llega cruzando diferentes campos de cultivos, hasta Megab, y luego la carretera continúa a Wukro y de allí partimos hacia Mekele.
Ya de noche nos encontramos con una caravana de unos treinta camellos y burros por la carretera con la carga a cuesta y algunos hombres, que venían desde las minas de sal del desierto de Danakil a venderla a Gheralta, para luego regresar nuevamente al desierto, que se encuentra a nueve días a pie de esta parte del país.
Una vez en Mekele, cenamos en un bar tradicional, de los tantos que hay, situado en una de las callejuelas cerca del hotel.
La vuelta la realizamos bajando un empinado y estrechísimo pasaje natural en la roca hasta el valle donde estaba aparcado el chofer con el Minibús en una pista de tierra. Ésta llega cruzando diferentes campos de cultivos, hasta Megab, y luego la carretera continúa a Wukro y de allí partimos hacia Mekele.
Ya de noche nos encontramos con una caravana de unos treinta camellos y burros por la carretera con la carga a cuesta y algunos hombres, que venían desde las minas de sal del desierto de Danakil a venderla a Gheralta, para luego regresar nuevamente al desierto, que se encuentra a nueve días a pie de esta parte del país.
Una vez en Mekele, cenamos en un bar tradicional, de los tantos que hay, situado en una de las callejuelas cerca del hotel.