lunes, 5 de diciembre de 2016

El Desierto más inhóspito

El jueves 1, como presagiábamos, quedaba mucha menos gente en AxumLo comprobamos mientras nos dirigíamos muy temprano a la estación de guagua en bajaji. Afortunadamente la estación no estaba tan colapsada como en Mekele días atrás y pudimos montar bastante rápido en una que nos trajo nuevamente hasta ésta ciudad (100B.). Esta vez la guagua tomó la carretera del Norte por Adigraty en seis horas!.
Nuevamente en Mekeletomamos un bajaji para dirigirnos primeramente a la agencia ETT y comunicarles nuestra llegada para que al día siguiente nos incluyeran en el grupo que iba a salir hacia el desierto del DanakilNos dijeron que pagásemos al día siguiente el resto del dinero porque no les funcionaba el datáfono y no podían cobrarnos en ese momento.
Tras comparar diferentes hoteles cercanos decidimos quedarnos en el hotel Mekele Lewan (230B.) y aprovechando que en esta ciudad hay un buen número de agencias de excursiones que organizan tours a la Depresión del Danakil fuimos a comparar precios en algunas de ellas. Tras varios encuentros finalmente nos decidimos por una que nos ofreció un precio asequible (2.300B.) para visitar durante todo el día varios de los monasterios ortodoxos de Gheralta. Quedamos que a la vuelta de nuestra excursión de cuatro días llamaríamos para confirmarlo definitivamente. Luego paseamos con tranquilidad por la ciudad y cenamos en uno de los tantos restaurantes que se encuentran en Selam Road
A la mañana siguiente nos presentamos en la agencia ETT , dejamos guardadas en una habitación nuestras mochilas y procedimos a abonar el resto de la reserva pero, como tampoco les volvía a funcionar la conexión telefónica del datáfono para la tarjeta, tuve que pagar con efectivo sacado del cajero de un banco cercano (al cambio se pierde mucho dinero haciéndolo de esta manera). Hemos pagado en total 400$ (= 365€) cada uno por los 4 días y 3 noches del tour. Sí, es bastante caro viajar a la depresión de Danakil ya que para realizarlo se necesita varios vehículos, los conductores, varios guías, un cocinero, alimentos, botellas de agua suficiente para cada uno -al menos 3 litros por persona y día-, pagar a los escolta militares por la seguridad del convoy, todo el papeleo necesario y los permisos que emiten los jefes Afar locales -por supuesto, los mayores problemas se presentan con ellosque también quieren su parte. 
Las fuerzas armadas son necesarias para evitar alguna aación terrorista ya que en esta zona se han registrado casos de toma de rehenes por parte de jóvenes de la vecina Somalia. Aparte, los Afar nunca han aceptado la división de su territorio y las tensiones políticas son constantes.
Esta excursión no se puede hacer independientemente sino utilizando obligatoriamente los servicios de los operadores turísticos registrados que deben proporcionar al menos dos todo-terrenos, por si se da el caso de que se rompa uno. Si algo le pasara a los coches las posibilidades de supervivencia en esta zona son impredecibles. Llegar aquí es una prueba de resistencia en sí misma. El terreno accidentado y la lejanía de la zona requiere una buena compañía de LandCruisers que también deben tener aire acondicionado. No hay que olvidar que estamos viajando al mismo corazón de la Tierra!
En la puerta nos esperaba un Land Cruiser con Chendú, un viajero chino que hablaba un poco español. En el vehículo además llevábamos una gran cantidad de botellas de agua, enormes bolsas, colchones y cajas con provisiones para el viaje. Al poco de salir de la ciudad nos detuvimos en una cafetería de carretera para reunir al grupo que partiríamos juntos en caravana hacia nuestro primer destino: el Lago Asale. Al principio éramos cinco vehículos y catorce turistas. Nuestro equipo se componía de tres farangis, un chofer, un ayudante y un guía.
Tras varias horas de conducción por una carretera que se encuentra en muy buen estado nos detuvimos a medio día para almorzar en Berhale, a 125kms de Mekele, un poblado Afar puerta de entrada al Danakil. La combinación de casas de piedras típica del Tigray  junto a las más austeras cabañas Afar, las caravanas de camellos que paran en su ruta desde o hacia las montañas del norte y los grupos de turistas en flamantes 4x4, hace de este lugar un singular punto de transito entre las altas montañas y el desierto. En un momento llegaron a estar aparcados una decena de todo-terrenos. 
Todas las agencias turísticas necesitan parar aquí para enseñar el permiso a las autoridades y recoger la escolta militar. El restaurante más popular es una de las chozas que se encuentra junto al mercado, uno de los lugares donde sus asistentes entran a comer o beber tras las compras, pero el negocio está tan bien montado que los turistas tenemos un habitáculo especial para nosotros solos. Allí nos sentaron para comer. Como las bebidas no entran en el precio de la excursión, hay que pagarlas aparte (cervezas, a 25B. y refrescos a 20Bir.).
Una vez en ruta, la carretera atraviesa entre formidables montañas con alturas de 2.100mts. y estrechos acantilados, donde se producen algunos derrumbes no solo debido a los efectos de la climatología sino porque aquí la tierra tiembla muy a menudo y hay reajustes tectónicos casi ininterrumpidamente. Esta es una zona en continua creación. 
Alcanzada la parte baja de la depresión la mayoría de los tramos de carretera son largas rectas con ausencia de tráfico. Atravesamos pequeñas aldeas solitarias y el paisaje comienza a volverse más y más seco, y cada vez menos habitado. Rápidamente el calor se va haciendo más perceptible.
Las carreteras de esta zona han sido construidas por el ejército etíope (y no por los chinos!) para dar servicio a la frontera con Eritrea y a los miles de turistas que se acercan hasta aquí. La infraestructura de carreteras en Etiopía ha mejorado enormemente en los últimos años, incluso la depresión de Danakil no es una excepción a este desarrollo. En diferentes tramos se puede observar la antigua carretera de tierra y lava que recorría esta parte del país. Que suerte la nuestra poder circular por esta nueva y excelente carretera asfaltada que pasa ahora por pequeño asentamiento Afar de Hamed Ale. Como consecuencia, toda la zona es ahora mucho más fácil y por lo tanto mucho más barata de alcanzar.
Vimos algunas caravanas de camellos que se dirigían hacia el lago a recoger la sal. Nos detuvimos para observarlas de cerca. Al salir de nuestro coche con aire acondicionado, sentimos que el aire escalda y es que estamos en zona reseca. El calor aquí es demasiado intenso, muy seco, y no hay sombra para esconderse del sol abrasador (más de 40ºC).
Viajar por la depresión de Danakil es una experiencia desafiante por su clima hostil. 
Nos encontramos a más de 100mts. por debajo del nivel del mar y oficialmente, el lugar más caliente en la Tierra. Se extiende a ambos lados de la frontera del norte de Etiopía  con  Eritrea, y se asienta encima de la unión de las placas tectónicas árabes, africanas y somalíes, todas las cuales están tirando la una de la otra formando una de las regiones con mayor actividad volcánica del mundo. Además del clima hostil, nos cuentan que hasta hace poco la seguridad era otra cuestión importante. En realidad, el Danakil era prácticamente "Zona Cerrada al Turista". Los choques con las fuerzas armadas de Eritrea a lo largo de la frontera eran comunes hasta el año 2005 e incluso en 2007 cinco británicos fueron secuestrados. Aún más peligrosas eran las minas terrestres que mataron a varios conductores en 2009. Paradógicamente, ese mismo año cerca de 500 viajeros se atrevieron a realizar este mismo viaje, algunos de ellos científicos que exploraban las actividades sísmicas alrededor de Erta Ale. Después de que el gobierno estacionara permanentemente soldados armados la situación mejoró y el número de visitantes aumenta constantemente. Hoy en día la zona se considera muy interesante entre la comunidad de viajeros, especialmente los apasionados fotógrafos que han puesto el Danakil en su “punto de enfoque”. Aunque ya cualquiera que se haya comprado una buena cámara puede considerarse “fotógrafo”. Hay muchos “frikis” por el mundo!!.
Cayendo la tarde llegamos al campamento “pre-fabricado”  Hamed Ale. Una gran cantidad de cabañas crecen como setas para atender al creciente número de turistas que hasta aquí vienen, debido principalmente a que agencias como ETT está realizando cada día salidas en Jeeps al Danakil, rebajando los costos, pero completamente "estandarizado".
Las casas en este poblado en gran medida son chozas cubiertas con diferentes materiales, preparadas para dar cobijo a los turistas y a las moscas volando alrededor. La gran mayoría son cafeterías con fogones para preparar comidas o el café diario. También ha llegado la electricidad. Dicen que llegan a vivir aquí hasta 500 aldeanos de cara al negocio, pero no son realmente sus casas natales. A pesar de las duras condiciones de vida, los niños parecían muy felices.
Nos encontramos en un lugar muy caluroso así que teníamos que buscar refugio la mayor parte de las veces que estábamos fuera de los coches. Sin sombra, el calor es demasiado intenso. Siempre hay que estar escondiéndose del sol abrasador. Mientras nos tomábamos unos cafés los muchachos del equipo descargaron todo el material de los vehículos, montaron las camas típicas afar donde nos íbamos a quedar a dormir “bajo las estrellas” con una colchoneta y un saco de dormir, el cocinero llevó su material a la choza que hace de cocina para preparar la cena y sobre la marcha nos dirigimos con los vehículos por una pista de tierra al lago Asale, para descansar de tantos kilómetros recorridos y poder admirar con placidez la puesta de sol. El lago es una gran llanura de agua y sal con formaciones rocosa circundante resultado de inundaciones marinas en esta región. Es verdaderamente único, incluso para aquellos que se han maravillado con el incomparable Salar de Uyuni boliviano, el mayor lago salado del mundo. Algunos se bañaron en sus condensadas aguas. A un lado un largo viaducto construido con largos maderos bombea el agua salada y la trasvasa a piscinas de evaporación para posteriormente recoger la sal. En frente, a no mucha distancia, tenemos la frontera con Eritrea. Esta es una parte del mar que quedó estancada formando un lago hace 50 millones de años fruto de los movimientos tectónicos cuando empezó la formación de esta depresión, la segunda más profunda del planeta y la más calurosa.
Una vez disfrutado de la maravillosa caída del sol por detrás de las montañas Afar regresamos al poblado casi anocheciendo para cenar, tipo buffet, que teníamos sobre una mesa: espaguetis, huevos revueltos, ensalada, fruta, agua, café y te. Las bebidas hay que pagarlas a parte. Como es un poblado musulmán no tienen cervezas y hay que dirigirse al campamento militar, al otro lado de la carretera, por ser el único lugar donde las vende (25B.) pero había tanta gente reunida sentada en banquetas de madera bebiendo que fue imposible encontrarlas frías. Los refrescos cuestan 20Bir.. Una televisión con fútbol hacía también de divertimento y animación. Si por el día tendríamos alrededor de 42ºC, desde que oscurece comienza a bajar la temperatura hasta 20ºC  y ya por la noche mucho menos aún, teniendo que usar el saco de dormir. Es un gustazo estar acostado a la intemperie en plena oscuridad y ver con tanta claridad las estrellas del cielo.
Antes de las seis de la mañana nos despertaron. Pudimos ver la hermosa salida del sol del desierto y desayunamos. Con todo guardado en los vehículos nuevamente y acompañados esta vez de tres militares armados, uno de ellos mujer, -nosotros éramos 4 coches con 12 turistas de muy varios países- tomamos nuevamente la pista hacia el lago adelantando varias caravanas de camellos que se dirigían también a primera hora hacia la mina de sal a cargarlos de esa sazonada mercancía. Atravesamos durante algo más de una hora el enorme lago blanco y nos adentramos en una llanura de sal de tinte rosado debido al óxido, o al hidróxido, de hierro, hasta que llegamos a la base del Dallol, un volcán atípico emergido en un inmenso lago de sal que en algunos puntos llega a alcanzar espesores de hasta 2.000mts., y que se encuentra 130mts. por debajo del nivel del mar en la zona desértica más dura del Danakil formada por antiguas actividades volcánicasVarios militares se bajaron de los coches y con detectores de metales, haciéndonos un show de localización de minas enterradas. Menos mal que el espectáculo estaba incluido en el precio del tour!.
El Dallol es una cúpula ovalada de sal de aprox. 41mts. de alto, 2.500mts. de largo por 1.000mts. de ancho, quedando su cumbre a 85mts. bajo el nivel del mar, erigida por fuerzas volcánicas. El cono es pequeño, con una pendiente de 45º, con un pequeño penacho, formado por las presiones del interior. Parece ser debido a que un depósito de magma explosionó a muy poca profundidad, ya que esta tierra sigue en continua formación, siempre en movimiento, roto por los movimientos tectónicos, erosionada por la lluvia y esculpida por el viento.
Caminamos primeramente por caprichosas creaciones de lava hasta que alcanzamos unas charcas coloridas de ácido sulfúrico. Como si del lienzo de un pintor se tratara, con un fondo fluorescente amarillo, naranja, verde y rojo jamás imaginado, deslumbra la vista y el olor del burbujeante ácido sulfúrico penetra en ocasiones con el cambio de viento por nuestros sentidos. Es peligroso acercase demasiado ya que el terreno es frágil y hay que situarse siempre a sotavento para no inhalar los gases.
El ácido sulfúrico burbujea a través del suelo, creando extrañas formaciones y aguas termales multicolores, con contornos que recuerdan a un arrecife de coral.
En ocasiones salen fumarolas de las charcas que hacen que no se pueda estar mucho tiempo ahí ya que el aire saturado de ácido es irrespirable y ataca a la nariz y la boca por la naturaleza de los gases. El sudor se puede volver ácido y llega a ser agresivo para la piel y los ojos. Todo ese ácido es agua que se ha nidificado al contacto con los gases magmáticos. El agua de lluvia del verano se filtra entre las numerosas fracturas abiertas por la intensa actividad geológica en su camino a las profundidades. Se carga de todos los minerales que atraviesa y le dan sus colores. A unos 4.000mts. se encuentra con el magma, entra en ebullición y se acidifica, brotando en forma de fuentes hidrotermales calientes a través de las capas de sal que se cristalizan y se solidifican. Las rocas que han salido son hidroquímicas, mezclas híbridas, es decir no son coladas de lava. Toda la zona está en proceso de desecación. El ácido está cada vez más concentrado y casi no se ve. Está oculto bajo las capas de sal cristalizadas. Con el aumento de la temperatura todas esas pequeñas charcas se irán secando. Mientras haya agua, en las profundidades habrá actividad. Se oye el sonido del agua y se huele el ácido pero no lo vemos, hasta que de repente la vista se detiene en pequeños géiseres de colores donde escupe pequeñas gotas de sal ácida que va construyendo en crecimiento su especie de nido. 
El cráter debe de estar por algún lado. Lo ha cubierto progresivamente la actividad geotermal que ha depositado sobre él todas estas acumulaciones. Esto es como estar en otro planeta. Ni siquiera se imagina uno sentirse en Marte; tal vez en algún lugar aún más inhóspito. Impresiona a todos los visitantes! 
Una de las creencias afar cuenta que este lago es el infierno donde solo puede vivir el diablo por que hace muchísimo calor y nadie puede soportarlo.
Un asentamiento minero tuvo su máximo apogeo a partir de 1918, a raíz de la creación de una línea ferroviaria desde el puerto de Mersa Fatma (en la actual Eritrea) hasta un lugar a 28kms. de Dallol. Desde aquel momento varias compañías explotaron minas de potasio. Tras la primera guerra mundial, la extracción se paró, y en los años posteriores hubo varios intentos de reapertura fallidos. No fue hasta 1925 cuando una compañía italiana consiguió reabrirla. Tras la segunda guerra mundial las vías de tren fueron desmanteladas por los británicos, pero eso no evitó que otras compañías en los años siguientes se interesaran por explotar estas minas. En torno a 1965, coincidiendo con una ola de calor de 6 años, el asentamiento fue abandonado dejando un total de 10.000 agujeros abiertos a lo largo de todos sus años de explotación minera.
De regreso a los vehículos continuamos sobre el volcán hacia el otro extremo de la zona, un lugar sin actividad completamente diferente, llegando a las llamadas columnas del Dallol, un laberinto de cañones que van en todos los sentidos, resultado de los pliegues que se han producido en esta zona. Una capa blancuzca e impermeable compuesta por anhídrido, yeso y arcilla ha protegido de la erosión la sal que hay debajo. Cuando el agua corre ataca la sal a excepción de la que está directamente bajo esas cubiertas dejando un aspecto como si de montañas de corales se tratara. Los cristales formados dificultan incluso caminar por lo cortante que resultan. Todo este terreno muestra que en los últimos millones de años ha sido al menos en tres ocasiones lecho marino. No hay fracturas, ni olor, ni proyecciones. 
Continuamos la excursión deteniéndonos luego en un charco que contiene una especie de aceite en ebullición de colores rojo, naranja y marrón, producto de la actividad bajo el terreno. Los guías recomendaron restregarlo en piernas y brazos para dar una textura suave a la piel, pero es tan espeso que difícilmente se quita con una toalla. Hay que lavarse bien para deshacerse de la capa aceitosa.
Nuevamente circulando sobre el lago nos dirigimos a Ragad (Asebo), hacia una explotación comercial de sal muy característica donde los Afars y los Tigrianos trabajando en unas condiciones muy duras bajo un aplastante sol utilizan técnicas que se remontan siglos atrás.
El Danakil alberga una de las reservas de sal más grandes del mundo. Se formó después de que la plataforma africana se dividiera en dos y posteriormente el espacio intermedio fuera inundado de forma continuada por las aguas del Mar Rojo. Cuando el mar retrocedió el agua que quedó estancada se fue evaporando con el paso del tiempo quedando tan solo una gruesa e inmensa capa de sal y sedimentos de hasta 4kms. de grosor.
Se están llevando a cabo dos tipos de explotaciones en la región, ésta de aquí y otra en el lago Afrera, que visitamos el último día, donde el agua salada es bombeada y trasvasada a piscinas de evaporación para posteriormente recoger la sal.
Aquí cada día se trabaja en equipo: el primer grupo de hombres se encarga de levantar haciendo palanca con largos palos la primera capa de sal de unos 15cms. de grosor; un segundo equipo de afares recorta los bloques con un hacha dándoles formas rectangulares. Luego se limpia de impurezas la corteza de las piezas y se moldean en dimensiones precisas y perfectas para ser transportadas. Los camelleros afares son los que pagan a los trabajadores que intervienen en el proceso. A los que extraen la corteza de sal, 20B. por camello (algo menos por mulas), y a los que lo moldean, 2B. por pieza. Luego transportarán los bloques de sal en un viaje que se prolongará varios días y que venderán a un comerciante. La mercancía pasará de mano en mano hasta su destino final: los mercados etíopes, incluso a más de 500kms. de distancia. 
A media mañana comienzan a preparar la carga e inician el recorrido a última hora de la tarde. Las caravanas de camellos que transportan la sal viajan de noche para evitar el aplastante calor diurno. Las visitas al salar se realizan por prudencia sólo unas pocas horas del día, desde el amanecer hasta aproximadamente las 10, o poco antes de la puesta del sol. Este clima brutal es extremadamente agotador. No importa el estado de forma, es sólo en la medida que un cuerpo sea capaz de soportarlo bajo estas duras condiciones climáticas.
Cuando llegamos hacía un calor asfixiante, un ambiente húmedo y salado invadía todo el espacio. Caminábamos despacio para no cansarnos rápidamente. Sin embargo los afares llevaban trabajando desde muy temprano sin parar en unas condiciones climáticas inhumanas que puede llegar a superar a medio día los 50ºC. a pesar de no tener ni una sombra donde cobijarse para descansar. No hay nada alrededor. Esto es un territorio completamente vacío. 
Concluida la visita nos llevaron a darnos un refrescante baño en una pequeña cascada cerca para luego dirigirnos a almorzar nuevamente a Berhale, donde coincidimos con su mercado semanal.
El mercado afar de este pueblo de casas de una sola planta con techos de metal corrugado, son chozas cubiertas con diferentes materiales para proteger del apabullante sol. Tiene muy poca variedad de artículos y es visitado por muchas jóvenes vistiendo sus atuendos tradicionales. El desierto del Danakil es el hogar de la tribu Afar, un grupo de pastores semi-nómadas. Su vínculo principal con el mundo moderno es a través del comercio de la sal.
Por la tarde nos dirigimos hacia Aba’ala, un poblado frontera entre el Tigray y Afer que es centro de comercio de la zona, principalmente caprino, para hacer noche en una casa familiar.
Dimos una vuelta por los alrededores y nos sentamos en una de las tantas cafeterías que hay en sus calles. Por la noche pudimos ducharnos y cenamos tipo buffet platos tradicionales como lentejas, pollo, cordero, injera, y panecillos planos (dabó).
Al siguiente día tras desayunar, sobre las 8 de la mañana, cuando se unieron a nosotros otros grupos de turistas, salimos en caravana en dirección al Volcán Erta AleCientos de volcanes y fisuras eruptivas cubren el valle del Rift. A juzgar por el tamaño de los flujos de lava diseminados por todo el valle estas han sido una de las mayores erupciones y la carretera circula sobre ellas. Estamos de lleno en la depresión del Danakil, un pedazo de tierra recalentado por el magma en la zona geológica más caótica del planeta. Tras varias horas de carretera asfaltada la abandonamos entrando en una pista de tierra y lava, atravesando un paisaje cambiante de lava solidificada y oasis ocasional de palmeras. Pasamos cerca de varias pequeñas aldeas dispersas en esta tierra desértica donde habitan estos grupos semi-nómadas con unas costumbres "atípicas" en pleno desierto del Danakil, considerado el más inhóspito del planeta. Luego las llanuras son de finísima arena que dificulta la conducción y se nos cuela por debajo del vehículo.
Nos detuvimos para almorzar y recoger varios escoltas militares en un poblado situado en uno de los lugares más singulares de esta región, sin apenas vida. Nos metieron en una enorme caseta de maderos y nos dieron un plato de arroz, verdura y atún de lata. Esta vez éramos alrededor de una veintena de farangis.
De allí nos dirigimos por unas pistas de enormes piedras de lava que sólo puede ser franqueado por vehículos todo-terrenos de una manera muy complicada a Domdom, el puesto base a 12kms. antes del volcán Erta Ale. Raro que no se nos haya roto ninguno. El sol casi echa chispas alrededor de este desierto magmático. Los niños de Afar siguen a los vehículos esperando dinero o regalos que les lanzan por las ventanas algunos guías, y mientras están corriendo descalzos por la lava en una atmósfera terriblemente caliente gritan airados "danos dinero, esta es la tierra Afar". 
Al llegar al campamento base todo el mundo comenzó a hacer su trabajo, unos preparando la cena que tomaríamos a la 5 de la tarde, otros subiendo a los lomos de los camellos los colchones y sacos de dormir que usaríamos, mientras los turistas descansábamos sentados en esterillas. Fueron 80kms. que se nos hicieron interminables.
Algunos militares estaban situados en búnker de piedras, o puestos defensivos. Al fondo teníamos la panorámica de la cadena montañosa con la humareda del Erta Ale que ascendía desde su cumbre. Es el único volcán de la zona con actividad permanente.
Después de una cena sencilla de espaguetis y ensalada esperamos que cayera el sol para salir, aprovechando el aire mucho menos caliente de la noche, agrupados todos los farangis con sus guías y los militares para no perdernos. Nos dirigimos por una estrecha senda hacia la ascensión al volcán cuya corona se encuentra a unos 550mts. de altitud, así que nos esperaba una larga pero relativamente llana ascensión.  
Pasamos por diferentes zonas en plena oscuridad: arena, piedras y lava solidificada y quebradiza que nos hacía tropezarnos en muchas ocasiones. Tan sólo las luces de nuestras linternas enfocaban los pasos por la estrecha senda marcada por los millones de pies que lo han pisado previamente. Un grupo de insoportables chinos deseosos de llegar a la cima cuanto antes marcaban la velocidad. Iban jodidamente rápidos. Quienes estaban más cansados podían subir a algún camello. Poco disfruté del pateo, aunque no se viera prácticamente nada, tan solo el brillo rojizo lejano del cráter en plena actividad.
Hicimos cuatro paradas de no más de cinco minutos cada una. Aún así tardamos casi tres horas en llegar. Es decir, a una media de 4kms./h. en plena oscuridad!. Al menos yo llegué casi con la lengua fuera.
Cuando alcanzamos su enorme cráter de hundimiento en la más plena oscuridad sólo se podía apreciar fosforescencias rojizas y amarillas y el sonido de las explosiones del lago del magma en el interior de otro cráter más pequeño a unos 200mts. de distancia. No pudimos acercarnos. No nos lo permitían. Hemos tenido mala suerte. Otros turistas cuentan que han podido situarse en la corona del cráter cuando la lava estaba a bastante profundidad y no había riesgo de desbordamiento. Pero cuando los altos niveles de gas que se encuentran en el interior del magma causan el desbordamiento de la lava se produce el momento más peligroso y no se puede estar cerca. Me senté en un voladizo y, mirando en la lejanía aquel cráter escupiendo frenéticamente escoria incandescente, pensé que eso podía ser sin duda el corazón del planeta!. Nunca había visto algo semejante, aunque estuviese lejos. Algo más alejado, un segundo cráter destacaba también por su destello rojizo soltando gases en plena actividad. 
El Erta Ale no es un solo volcán sino una cadena de volcanes relativamente joven (formado en los últimos 10.000 años). Desde que los registros comenzaron en la década de 1960 es uno de los cinco volcanes en el mundo que tiene hasta dos lagos de lava a la vez en constante actividad, y es uno de los cinco lagos de lava más activos. Su diámetro de base es aprox. 30kms. y 1 km de caldera en su cumbre. 
Lástima que los putos chinos coincidiesen en nuestra excursión. No hacían más que chillar, moverse de un lado a otro y no dejar de sacarse fotos sin tino. ¡¡Que calamidad!!
Tras más de una hora de observación nos obligaron a retirarnos a dormir a los bunker de piedras que protegen del viento y del frío que se encuentran a pocos metros del cráter. Allí nos habían colocado las colchonetas y los sacos de dormir para pasar la noche.
A las 5:30 nos despertaron para regresar al cráter y verlo mejor amaneciendo. En el momento que comenzaba a aparecer las primeras luces del alba el espectáculo iba a sorprendernos: debajo de nosotros un antiguo lago de lava petrificado estaba contenido en un extraordinario socavón completamente enterrado bajo negruzcas coladas retorcidas de lava fresca y un luminoso lago activo bullía por encima del borde de una pequeña corona del cráter. En esos momentos parecía no estar tan lejos aquel lago de lava hirviendo, burbujeante y explosivo que vimos por la noche. El segundo cráter más pequeño seguía escupiendo fumarolas intensamente. No pudimos ver ningún desbordamiento por que no se dio ese hecho, tan solo logramos disfrutar de las rarísimas y caprichosas formas de las coladas de lava petrificadas en el fondo del primer cráter que era un espectáculo asombroso. Que lástima no haber podido al menos bajar.
A las 8 de la mañana comenzaron todos a descender. Teníamos que dejarlo y no queríamos irnos. Nos apetecía seguir más tiempo allí en soledad para poder admirar y oír tanta belleza en estado salvaje. La otra sorpresa fue ver el impacto negativo que dejan los operadores turísticos y locales tanto guías como militares en el lugar con tanta basura plástica que queda atrás. Dicen que ya lo recogerán. Pero hay de todo desde hace mucho tiempo a simple vista por su estado deteriorado.
La bajada fue mucho más sencilla y ligera. Atravesamos  sobrecogedores paisajes de mil formas caprichosas que las innumerables coladas de lava habían producido en el terreno durante miles de años. Mientras, el sol se elevaba la temperatura también hacía lo propio. El estrecho camino está sobradamente marcado por las continuas pisadas y tardamos menos de dos horas y media en alcanzar el campamento donde desayunamos.
De nuevo en ruta, abandonamos este desolado desierto y nos dirigimos como punto final del tour hacia el lago Afrera, otro lago salado algo más al sur. Ahí también se está llevando a cabo explotaciones comerciales de sal, donde el agua salada también es bombeada y trasvasada a piscinas de evaporación para posteriormente recogerla y amontonarlas en montañas y montañas de sal marina esperando ser transportada por los camiones hacia distintos puntos del país, o incluso a Eritrea o Djibuti.
Nos nadamos en su salada agua y luego nos bañamos en sus ardientes aguas termales. Almorzamos en un restaurante local y nos volvimos dejando atrás esta tierra baja, subiendo nuevamente los 2.100mts de altitud en aproximadamente 4 horas, atravesando maravillosas montañas llegando a Mekele alrededor de las 5 de la tarde, tiempo propicio para dejar las cosas en el hotel, llamar a la oficina de viajes que se había comprometido con nosotros en realizar una excursión por los templos de las montañas de Gheralta y pasar unas horas en un cíber guardando fotos y escribiendo algo interesante.